Nuestra filosofía de elaborar vinos de alta gama ha implicado la decisión de trabajar los viñedos con viticultura de precisión.
El concepto de terroir toma vida cuando a la tríada planta-suelo-clima le sumamos la acción del hombre, su trabajo incansable, su pasión, su capacidad de asombro y su espíritu de búsqueda y conocimiento. El manejo agronómico, que es una combinación de investigación, tecnología, conocimiento y observación de la naturaleza, nos permite avanzar en la alquimia del vino y dar cauce a lo mejor que puede entregar cada terroir.
Las escasas precipitaciones de Mendoza nos permiten hacer un manejo del riego y el estrés hídrico en momentos cruciales del desarrollo del ciclo vegetativo, estimulando de ese modo la producción de determinado tipo de taninos, compuestos aromáticos y otras moléculas de gran valor en el vino.
El manejo del follaje es la creación del microclima en que evolucionan los racimos y por tanto de toda la química que mueve este proceso evolutivo que culmina en uvas con una madurez óptima y una riqueza orgánica que será el sustrato del trabajo enológico posterior.
La ecología del viñedo es la base de plantas saludables que puedan producir una fruta que en definitiva es la simiente y modo de perpetuar la especie. Nuestro compromiso por cuidar nuestro hábitat es con la calidad y la sustentabilidad de nuestra tierra.